Ha escrito, hoy, en "El Pais", Vicente Verdú: " El cese de actividades del gran centro Niemeyer en Avilés....es un elocuente síntoma de la enfermedad que va postrando una obra faraónica tras otra.....a tantísimos centros de arte, auditorios, universidades.....que han poblado España en los años de la prosperidad corrupta o de la corrupción estofada de prosperidad.......Una mirada alrededor en la propia localidad hace entender de qué modo la decadencia se embuchaba en la opulencia y la miseria en la delincuencia"
Como quiera que el dinero estaba barato, como quiera que el dinero caía desde la Unión Europea como un maná, como quiera que éramos, los españoles digo, la rehostia y ya superábamos a Italia y pronto a Francia (Zapatero dixit), por qué no tener más trenes de alta velocidad que nadie, por qué no un aeropuerto en mi pueblo, y una, o varias, universidades -sin importar la calidad, claro, en un sistema endogámico que ahuyenta a los mejores - por qué no tener un museo de arte moderno, de arquitecto famoso por descontado, en cada capital de provincia, o en cada cabecera de partido jucicial, y por qué no auditoriums y palacios de congresos y grandes teatros de la ópera, y festivales de cine, y premios literarios, y nuevos edificios de oficinas municipales a rellenar con miles y miles de nuevos funcionarios, y empresas públicas donde colocar a los paniaguados del partido gobernante.......por qué no televisiones públicas para ensalzar al gobierno correspondiente....Por qué no fiestas, grandes conciertos de rock, verbenas para entretener, ¡gratis!, al pueblo. Y las piscinas municipales. Y el centro Niemeyer de Avilés, que cierra al de seis meses de su inauguración. Y el museo Balenciaga en Getaria. ¡Todos queremos nuestro Guggenhein!.Y el festival de teatro de Mérida -770.000 euros de agujero en este año- Y un puerto exterior en Pasajes -que reclaman, junto a otras obras megalómanas PP, PSOE y PNV, ajenos al parecer al agujero de las cuentas del propio País Vasco-Y por qué no reducir la jornada a los funcionarios hasta las 35 horas más y aumentar sus vacaciones sobre el común de los trabajadores. Y por qué no irnos de hazañas bélicas a Irak, a Afganistán, a Libia.....
Y por qué no, también el ciudadano corriente apuntado a la fiesta, el apartamento en la playa, o el adosado, qué menos que el cuñado riquillo, y por qué no la hipoteca a interés variables -bajo, pero variable, en un préstamo a 40 años, en la infantil creencia de que en 40 años nada iba a cambiar -ni el empleo ¿fijo?, ni la pareja que sostenía la mitad de la hipoteca, ni el tipo de interés, ni.....), y por qué no la boda de la hija en el mejor restaurante de la ciudad - la iglesia era bastante barata, eso sí- y el viaje de novios a Tailandia y el BMW......
La lista es interminable. Y lo que falta por aparecer. El Estado, las autonomías, las diputaciones, los ayuntamientos vivían en una euforía enloquecida, en una orgía del dinero fácil. Pero, ahora, ya nadie puede pagar las facturas de esta Gran Juerga Nacional. Los nuevos gobiernos autonómicos, y locales, la exigencia de los malvados "mercados"....han sacado a la luz las miserias. Van apareciendo, primero con cuentagotas, para no asustar ahora ya a raudales, cada mañana en la prensa diaria. Y ya vamos viendo que , quieras que no, hay que pagar la factura. Y quiénes, obviamente, la pagarán.
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