" La salida de la crisis está resultando peor que la propia crisis. La economía española padece las consecuencias de su falta de flexibilidad y de una incapacidad generalizada para introducir reformas creíbles y rápidas. Es verdad que la crisis ha sido de una violencia desconocida pero también es cierto que la Administración ha remoloneado cuanto ha podido. Las reformas han sido tardías y dubitativas y las medidas adoptadas no han tenido hasta ahora efectos prácticos."
"La tan traída y llevada recuperación económica no es de momento más que una salida de la crisis lenta, ineficiente y muy alejada de la que se está produciendo en el resto del mundo. La convergencia con Europa, ese propósito tantas veces demorado a lo largo de toda la transición democrática, se aleja una vez más como consecuencia de la falta de reformas, de la desidia de la Administración y el escapismo de los políticos, que viven felices mientras la cosas van bien y huyen de la realidad en cuanto las cañas se tornan lanzas. España ha puesto su destino en manos de una clase social, la de los funcionarios, (el 80% de los políticos son funcionarios) que no sólo es la menos eficiente del país sino que, por voluntad propia, ha preferido anclarse en el pasado y mantener sus viejos y obsoletos métodos de trabajo."
"Los resultados se ponen de manifiesto con las crisis económicas que les cogen siempre por sorpresa y se niegan a enfrentar. Nunca están preparados para lo que llega. Remoloneando cuanto han podido, los responsables se han negado a sacar conclusiones o han practicado la opacidad mientras les han dejado, como en el caso del sistema financiero.
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